Aunque la danza de los pardos nunca fue ejecutada en la iglesia de San Miguel Arcángel, como alguien lo había mencionado antes, si se sabe que se bailó en las labores del tepozán y del chivo hacia fines del siglo XIX y a principios del siglo XX cuando las haciendas estaban en pleno apogeo y comenzaba ya entonces sus decadencias por los problemas sociales y filosóficos de la vida social de México.
La danza debe su nombre a las aves de plumaje negro cenizo que abunda por estos lugares que, en ocasión de lluvia, se posan sobre los huizaches cuando están en plena floración, pues estas flores son alimento predilecto de ellos; bajo los huizaches llevan a efecto su “ceremonia “de apareamiento, ejecutando los más vistosos rituales nupciales, de movimientos y graciosos aleteos.
Las especulaciones que respecto al origen de la danza de los pardos han aparecido ha sido porque en realidad no se tiene a ciencia cierta un lugar de ubicación para poder emitir un juicio de verdad , aunque con el debido respeto , retomamos algunas postura de gente consagrada a la danza folclórica y las apuntamos con el mismo respeto.
Lo que se sabe de
esta danza es bien poco; ni origen ni fechas han sido mencionadas ni
localizadas con respecto a ella. Sólo se sabe con certeza que se bailaba el 3 y
15 de mayo, días de la Santa Cruz y San Isidro labrador, respectivamente.
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