La iguana
Pese a que en los sones de tarima la mayoría de
las coplas son de orden descriptivo o amoroso, existe un subgénero particular que es el de los animales, con piezas que se refieren por lo general a algunos de ellos y que fueron las que se interpretaron en
esta ocasión. Así, desfilaron por el escenario el pato
de la laguna, el zopilote de la cañada, la paloma, el
alacrán, el gatito y la iguana que “se sale a calentar
en el patio de tía Juana”.
Justamente este tipo de sones se caracteriza
porque los bailadores imitan, dentro de sus evoluciones, los movimientos de los animales; así, por
ejemplo:
Ejecución del baile:
En La iguana el hombre se baja de la tarima y, apoyándose en pies, rodillas y manos reproduce los movimientos de ese animal, de acuerdo a lo que va señalando el verso: “se menea, abre la boca, se sube al palo, busca su cueva, se mete en ella”, mientras la mujer zapatea con fuerza. Según se ha señalado, los sones de tarima o de artesa son una mezcla de ritmos autóctonos y foráneos que llegaron a México desde las costas de Perú y Chile, en donde eran conocidos como zamacuecas; allá mismo se transformaron en el baile nacional llamado cueca, para luego ser traídos a las costas de Guerrero en donde se les denominó chilenas.
Vestuario:
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