Cabeza de Cochino
En el estado de Quintana Roo se entrelaza un mosaico pluricultural de tradiciones mayas, imbuidas por reminiscencias afrocaribeñas y peninsulares; resultado de esta mezcla heterogénea es nuestra música, nuestros bailes y las danzas ancestrales que mitifican un pasado, que se torna un presente tangible.
Entre los mayas es común que sus celebraciones festivas y tradicionales tengan una esencia pagano-religiosa, ya que aunque la celebración de “la danza de la cabeza de cochino”, es una lúcida danza de aspecto más bien satírica y divertida, esta se realiza frente a la iglesia del pueblo durante las fiestas patronales.
La cabeza que ya ha sido aderezada y condimentada de acuerdo a sus tradiciones ancestrales, y colocada en una especie de altar, sobre un autóctono cesto de bejuco bellamente adornado con apetitosas frutas y entretejido con brillantes cintas multicolores de papel de china y banderitas, y después de un largo proceso que incluyo la engorda del cerdo por dos años, es depositada sobre la cabeza de un jóven a quien previamente se han atado los pies con cintas multicolores, como los cerdos, a quienes representa.
Antes de la aparición de éste en el ritual, salen danzando alegremente nueve señoritas elegante y vistosamente arregladas y nueve muchachos vestidos a la usanza del lugar (vaqueros y vaqueras), dando inicio la danza de la cabeza de cochino, musicalmente acompañados por un grupo de maya pax, quienes tocan una larga y repetida melodía. Una vez terminada esta danza, y encabezados por los jefes, las autoridades civiles, militares, y los organizadores, todo el pueblo se encamina hacia la iglesia del lugar para asistir a una solemne misa patronal. Los rituales de la fiesta patronal dura exactamente nueve días.
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